La solemnidad del Corpus Christi se celebra el domingo posterior al jueves del Corpus. Las calles por las que acontece la procesión, quedan impregnadas del solemne, hondo y limpio aroma que emana del hinojo y la juncia esparcidos por las mismas. Igualmente, en medio de las calles, cada una de las familias que tiene el honor de vestir las mesas utilizan preciosos centros, primorosos objetos ornamentales y las flores más hermosas, en definitiva, emplean sus mejores galas y las convierten en auténticos altares, creando una atmósfera mágica de luz y color, de aromas y texturas, fruto del amor y del cariño que han depositado en la elaboración de sus trabajos. Sobre las puertas y en los balcones de las casas se inclinan, al paso del Santísimo, hermosas sábanas y colchas, algunas de ellas centenarias.

Los niños y niñas que recientemente han recibido la Primera Comunión, con sus trajes de gala, ocupan un lugar privilegiado en la procesión y fiesta del Corpus. También, una representación de cada una de las cofradías y hermandades de pasión y de gloria, con sus respectivas insignias, acompañan al Santísimo Sacramento en su recorrido procesional, en el que participa la práctica totalidad de los habitantes de Dos Torres.

En cada uno de los altares que hay en el itinerario de la procesión se hace una estación al Santísimo, que se fundamenta en la interpretación de un canto eucarístico mientras el sacerdote inciensa al Señor para, a continuación, dar la bendición con la Custodia a los fieles, mientras los niños y niñas, como gesto de amor, arrojan pétalos de rosas sobre la Custodia. Al llegar a la parroquia, la procesión concluye mediante la bendición solemne con el Santísimo desde el altar mayor para, acto seguido, celebrar la Eucaristía.