La riqueza monumental, paisajística y gastronómica de Dos Torres es tan diversa y amplia, que sería casi imposible destacar unos aspectos sobre otros, ya que cada uno de los rincones que integran el municipio, tienen una arquitectura, un paraje o un producto único e irrepetible.

Como si de un cuento se tratara, pasear por Dos Torres es descubrirlo, conocer sus historias, sus gentes, disfrutar de su patrimonio, bascular del pasado al presente.

La riqueza monumental, paisajística y gastronómica de Dos Torres es tan diversa y amplia, que sería casi imposible destacar unos aspectos sobre otros, ya que cada uno de los rincones que integran el municipio, tienen una arquitectura, un paraje o un producto único e irrepetible.

Como si de un cuento se tratara, pasear por Dos Torres es descubrirlo, conocer sus historias, sus gentes, disfrutar de su patrimonio, bascular del pasado al presente.

Caminar por sus calles, asombrarse ante una arquitectura que no tiene igual, visitar sus ermitas y llevarse como recuerdo el granito, símbolo de un pueblo que lo eligió para resaltar su nobleza e hidalguía, supone un deleite para los sentidos.

Los orígenes de Dos Torres se remontan entre los siglos XIV y XVI, ya que fue en éstos en los que surgieron las dos villas que dieron lugar, con el paso del tiempo, al actual municipio.

Fue el 11 de diciembre de 1839 cuando el General Espartero decretó la fusión en un solo municipio de las dos villas: Torrefranca y Torremilano, con el nombre actual de Dos Torres.

Torrefranca y Torremilano fueron cuna de nobles e hidalgos, este rango social ha quedado patente, a través de los siglos en sus monumentos y casas solariegas de portadas y escudos blasonados, conservando uno de los más importantes legados arquitectónicos de los existentes en la zona.

La esencia de Dos Torres está representada en la arquitectura vernácula tradicional, siendo de todos los municipios de la zona norte de Córdoba, y más concretamente de la comarca de Los Pedroches, el que mejor representa la auténtica arquitectura popular de la sierra. La utilización del granito y la calidad de los trabajos en forja se extiende por todo el casco histórico del municipio, otorgándole una belleza singular.

La tipología general de la vivienda se ha conservado en perfectas condiciones a lo largo del tiempo, lo que le ha supuesto la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) con la categoría de Conjunto Histórico (Decreto 126/2003 de 6 de mayo de 2003), tratándose del único existente en el norte de la provincia de Córdoba, lo cual le confiere una gran identidad en el ámbito turístico y cultural de la zona, generando una infinidad de posibilidades para el visitante.