(Patrona de Dos Torres). Ermita del siglo XVI, que en sus orígenes estuvo dedicada a la advocación de Santa Ana, de ahí que el puente que está próximo a ésta, de la misma cronología, reciba la denominación de puente de “Santa Ana”, así como el pilar y el paraje donde se ubica esta construcción.

(Patrona de Dos Torres). Ermita del siglo XVI, que en sus orígenes estuvo dedicada a la advocación de Santa Ana, de ahí que el puente que está próximo a ésta, de la misma cronología, reciba la denominación de puente de “Santa Ana”, así como el pilar y el paraje donde se ubica esta construcción.

Cuenta la tradición que en 1587, un reconocido médico de la localidad, el Doctor Cornejo, llegó a las proximidades de la villa, trasladando en su equino desde Italia una imagen de la Virgen de Loreto que le había regalado el Papa Gregorio XIII, en agradecimiento por haberlo curado de una grave enfermedad, tuvo un pequeño percance, y es que al parecer el burro en el que trasladaba la imagen se cayó, quedando en el suelo pataleando con gran dificultad para levantarse. Y entonces, el Doctor Cornejo intentando por todos los medios levantarlo, se dio cuenta que la imagen había girado el rostro, lo cual se interpretó como que la Virgen de Loreto quería quedarse en aquel lugar, en aquella ermita que ya estaba levantada.

Esta ermita se ubica en un precioso paraje, al que se accede por el esbelto puente del que hemos hablado, que se erigió en el siglo XVI para salvar el cauce del arroyo Milano mediante sus cinco ojos, es un puente de granito, material constructivo por excelencia de nuestra tierra, realzando la hidalguía de estas villas en tiempos pretéritos.

Posteriormente, en el siglo XVIII, la construcción sobrelleva una reforma en la que se llevaron a cabo una serie de intervenciones puntuales sobre su estructura, entre las que destacan , la nueva cabecera, que data del 1714.

Otra de las intervenciones de las que existe constancia es la llevada a cabo en la portada de acceso lateral, presenta un vano de medio punto flanqueado por columnas monolíticas que cabalgan sobre altos pedestales. En la clave del arco aparece una placa fechada en 1766, sobre la cual hay una pequeña hornacina que remata la portada, y sobre ésta, se alza una estructura a manera de espadaña, de un solo cuerpo con vano de medio punto flanqueado por pequeñas pilastras.

Para dar una mayor consistencia y robustez a la estructura, los muros de la ermita están reforzados con contrafuertes que rematan en pináculos a modo de piñas. También en el exterior son de gran interés los empedrados, recientemente restaurados, a manera de mosaicos que rodean la ermita, otorgándole una gran belleza a través de sus figuras.